Taiji

El taiji se concreta en su diagrama (taijitu). Hay varias versiones históricas del Taijitu, pero la que ha llegado hasta nuestros días se popularizó a través de los pensadores de la dinastía Song (S. XII d.C.)

Tenemos un estado primigenio (Wuji) que podríamos llamar de vacío absoluto, donde nada existe, de este estado surge el Taiji (principio generador de todo) y  el “Taijitu”, que no es sino la representación iconográfica de ese estado de “no vacío” que es el principio generador de todas las cosas y del que surgen las dos energía que lo rigen todo (el Yin y el Yang). El yin y el yang es el epítome de la energía del chi equilibrado. Cada uno reina por una cantidad de tiempo igual (equilibrada). Cada uno comienza pequeño y luego crece hasta que comienza la siguiente fase. El día cede a la noche, así como la noche debe devolverse al día. Esta es la perfecta armonía de los elementos. Tanto el día como la noche tienen atributos y propiedades específicas.

El taiji también encarna las Diez Mil Cosas, que incluye las cuatro direcciones principales de la brújula y las cuatro estaciones. Las direcciones y las estaciones son vitales para la creación del beneficioso feng shui.
En el feng shui, el sur se considera la dirección más propicia. A diferencia de la cultura occidental que orienta todos los mapas y la vida hacia el norte, los chinos, padres del feng shui, se ubican al sur en la parte superior de sus mapas. La dirección sur es la orientación más beneficiosa para sus cultivos, ya que ofrece a los agricultores la mayor cantidad de horas de luz. Este es un excelente ejemplo de la complejidad y la lógica que gobierna el arte del feng shui. Esta orientación sur de la parte superior del círculo facilita la identificación de las otras direcciones dentro del símbolo yin yang