Los grandes saltos

 El libro que ha de acompañarme en estos momentos es "La novela de mi vida" de Leonardo Padura, esta gran obra relata ficciones y realidades de José Maria Heredia, conocido también como el "Cantor del Niágara". La emoción que el poeta ha depositado en sus palabras es a tal punto que me ha trasladado hacia el sitio. 

Después de unos 10.000 años de ocurrida la glaciación según los geólogos, se han desatado numerosas historias relevantes. Cuenta una leyenda que estas cascadas fueron descubiertas por las tribus indias. Creían que en la cueva que estaba detrás de la cascada Horseshoe Falls (en la parte canadiense), residía HE-NO, el Dios del trueno.

Cuando el padre de la tribu dio la mano de su hija Lelawala a uno de los soldados, ésta prefirió desobedecer las órdenes de su padre y abandonar el poblado. Lelawala decidió entregar su alma al Dios del trueno. Cogió una de las canoas y se tiró por la cascada, el Dios del trueno salvó su alma y ella permanece junto a él en la catarata.

Dicen que el primer hombre que se tiró por ellas fue Sam Patch, en 1829. Su historia acabó con un final feliz, igual que el de Annie Taylor, una mujer de 63 años que, en 1901, desesperada por conseguir fama y dinero, decidió tirarse por la Horseshoe Falls dentro de un barril de vino, su historia fue muy popular tras el salto. Otro hecho resalta a  Jean Francois Gravelet (El gran «Blondin»), el primer acróbata que en 1859 cruzó la Hoseshoe Falls por una cuerda sin caerse.

Historias como estas, hay en demasía ya que algunas de ellas se cuentan en el documental Niagara: Legends of Adventure que se emite durante la visita a las cataratas del Niágara.